Propósito
El objetivo de este documento
es exponer las contradicciones de
las
disparatadas teorías que retratan a Jesús como un
poderoso mago,
un iniciado en artes de civilizaciones milenarias, un maestro de
sabiduría esotérica instruido por otros hombres.
Introducción
Existen desde antiguo relatos muy creativos como los que afirman que
Jesús
aprendió artes mágicas durante su infancia en Egipto
[1] [2]. Incluso
más, ahora hay quien llega a representar un escenario en
el que
la Resurrección no sería sino una supuesta fórmula
ancestral conservada
secretamente por sabios egipcios y revelada por ellos a Jesús [3].
Estos intentos de falsificar la Fe de manera tan ridícula no
son nuevos, y las contradicciones que contienen son fácilmente
demostrables [4].
Pero lamentablemente tienen mucho impacto en nuestra época,
cuando cada vez
más gente prefiere conocer la Historia Sagrada a través
de novelas de ficción sobre Jesús y a través de
artículos de "estudiosos" de lo esotérico [5], todo ello
sin ni siquiera leer la Biblia.
La trampa es doble: por una parte, las personas que se sienten
inclinadas a creer en lo sobrenatural son preparadas para la entrada
del Falso Cristo [6] a modo
de un nuevo "maestro de sabiduría"; y
por otra parte, a los creyentes que, para desmontar las fábulas
de "Jesús el mago", se apresuran a negar que exista la magia,
los pone en un aprieto porque la propia Biblia atestigua que la magia
es una realidad. En este documento veremos cómo todo tiene una
explicación armoniosa dentro de la propia Fe.
La
imposibilidad
histórica de la instrucción mágica de Jesús
en Egipto...
Hay otras historias "creativas" [7]
que presentan a Jesús como un
"maestro iniciado en la magia",
pero nos centraremos en una - la fábula del Jesús-mago
instruido en Egipto durante su infancia - para ejemplificar cómo
pueden ser
expuestas las contradicciones históricas. En cuanto a esta misma
y otras fábulas, inventadas y por inventar, exponemos más
adelante la argumentación teológica que las invalida.
Gracias al historiador judío Flavio Josefo, sabemos que Herodes
murió
en el año 4 a.C. y, a pesar de las dudas de los historiadores
sobre la
fecha exacta del nacimiento de Jesús, es un hecho
comúnmente aceptado
que nació entre los años 7 a.C y 4 a.C. En definitiva,
Herodes murió cuando Jesús tenía
poco más de dos años [8]
y
leemos en la Biblia [Mateo
2:19-22] que un ángel informó
a José sobre
este tema y José inmediatamente regresó a Galilea.
¿Cómo pudo un Jesús-niño de alrededor dos años
ser instruido en Egipto en altos
conocimientos ancestrales?
En el caso más desfavorable (por si acaso alguien duda de las
mencionadas fechas históricas), leemos claramente en el
Evangelio de San Lucas que a los doce años
Jesús ya estaba de vuelta en la tierra de Israel [Lucas 2:41-42].
¿Cómo puede asimilar la
mente de un
niño de menos de doce años los misterios y la
sabiduría ancestral de los magos egipcios? ¿En la edad en
que uno aprende a leer y a escribir?
Los mismos creadores y divulgadores de estos
fantásticos relatos
alegan la
complicidad de sus padres en este aprendizaje. Suponiendo por
un momento que dejaban a Jesús en una escuela egipcia de
niños brujos al estilo de Harry Potter [9] donde se le
enseñaba el truco especial de la Resurrección y otros
conjuros, ¿por qué se quedaban tan asombrados de que su
Hijo fuera capaz de mantener una conversación con los sabios del
Templo de Jerusalén [Lucas
2:46-50]?
... y la imposibilidad
Teológica
Hemos de
reconocer que encontramos en
Jesús los
elementos de sobrenaturalidad, fuerzas inexplicables por la
razón humana, invocación de ciertos actos o palabras,
realización de ritos religiosos, interacción con
espíritus... Todo parece cuadrar con lo que llamamos
comúmente "magia", ¿qué nos impide entonces
clasificar a
Jesús como "mago"? La respuesta es que hay "algo" presente en Jesús que no
encontraremos en ningún mago, y ese algo, teniéndolo
Él de su parte, en vez de convertirlo en un mago más
poderoso, lo convierte en un sirviente. Esa "característica" no
aparecerá en ninguna definición de
"magia" por más que la busquemos, ese "pequeño detalle"
olvidado por los que califican a Jesús de mago no es ni
más ni menos que... Dios.
Naturalmente, la
invocación y
presencia constante, infalible y visiblemente manifiesta de Dios en
todos los actos de Jesús lo cambia todo. Jesús nunca actuó por su propia cuenta sin
contar con la
autoridad del Padre - "bajé
del cielo para hacer no mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió" [Juan
6:38]. El Nuevo
Testamento, desde el primer hasta el
último versículo, expresa esto. ¿Cómo es
posible ignorarlo? Pues eso es precisamente lo que hacen quienes llaman
mago a Jesús: predican, sin decirlo expresamente, la ausencia de
Dios.
La
realidad de la magia no es un
problema para la Fe
Por dar una muestra, en el Nuevo Testamento
leemos que a "un hombre llamado
Simón [...] le
prestaban atención porque por mucho
tiempo los tenía asombrados con sus artes
mágicas"
[Hechos 8:9-11]
La realidad de la magia, la adivinación,
etc.
es un hecho
atestiguado por la propia Biblia (tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento) y su existencia no es un problema para
la Fe. Simplemente es que el manejo de lo sobrenatural debe ir de la
mano de Dios, es decir, sólamente guiados por Él y con
pleno sometimiento a Su Voluntad. Prescindir de Él - adentrarse
en "lo Oculto" y "lo Paranormal" - es negar Su Soberanía y quien
lo
hace se busca la ruina (entre otras cosas, en lugar de la Verdad
encontrará un mundo de apariencias - donde lo
que parece ser no es - controlado por espíritus de la mentira).
Para profundizar sobre el tema
recomendamos la lectura los documentos relacionados de este dominio [10] [11] [12].
Hay un pasaje del Antiguo Testamento que sintetiza
perfectamente la
cuestión. Leemos en el Éxodo [Ex. 7:8-13] que, estando
Moiséis
y Aaron ante el Faraón, "Aarón
echó su
vara delante del Faraón y delante de sus servidores, la cual se
convirtió en serpiente". Sabemos que Aarón y
Moisés no actuaron por su
propia autoridad, sino que "hicieron
según la orden de
Yahvé". Los magos egipcios
"hicieron con sus encantamientos las mismas
cosas", pero
naturalmente la Autoridad de Dios prevaleció y "la vara de
Aarón se tragó las varas de ellos". Más
adelante, en el Nuevo Testamento, Jesús
afirma "No
vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y Los Profetas. Yo no he
venido para abolir, sino para dar cumplimiento" [Mateo 5:17]. Si, tal como
afirman
algunos, Jesús
era un "iniciado" heredero de la sabiduría de los magos egipcios
como aquellos magos a las órdenes del
Faraón, ¿cómo es que dice que va a continuar en -
y
culminar - la misma línea que Moisés y
Aarón, que actuaban "a la orden de Yahvé"? ¿A
quién obedece Jesús, a Yahvé o al Faraón? A
Yahvé, naturalmente. Lo contrario es llamarlo mentiroso.
Notas y
documentos relacionados
[1]
Por
ejemplo, en el siglo II un autor llamado Celso se burlaba de
Jesús en
su obra "El discurso
verdadero" diciendo que Jesús habría
sido hijo de una judía amancebada con un soldado romano, y que
habría practicado la magia que aprendió en Egipto.
[2] Como
otra
muestra de lo que puede llegar a alcanzar la inventiva humana, en el "evangelio
apócrifo de la infancia de pseudo Tomás" - compuesto
muy probablemente en el siglo II - cuentan que el
niño Jesús, lleno de ira, mató a otro niño
mediante una maldición - ¿el motivo? porque ese
niño había dispersado
con una ramita las aguas que Jesús había reunido.
[3] En su
tesis escrita en forma de novela, "El
secreto egipcio de Napoleón", el autor Javier Sierra afirma
que "Jesús descubrió
el secreto de la resurrección en Egipto" (literalmente lo
expresa con esa frase en el Cap. 27). ISBN
978-84-9793-849-5, editorial DeBolsillo, febrero 2008.
[4]
Un requisito para percibir la coherencia de la Biblia es leerla de
manera equilibrada y no fanática, es decir, sin
pretender
interpretarla absolutamente al pie de la letra y sin reducirla
absolutamente a simbolismos (Parte I) (y Parte
II).
Fuera de las Sagradas Escrituras, todos los relatos fantásticos
que van en su contra caen derrotados por el principio de
la coherencia.
[5]
Por ejemplo, "El
código Da Vinci"
y "El
evangelio de Judas" (Parte I) (y Parte II)
[6]
Sobre el
Falso
Cristo
(Parte I) (y Parte
II), quien pretende hacerse pasar por el Verdadero Cristo mediante
una engañosa escinificación de Su Segunda Venida. No
confundir
con el
Anticristo,
quien se opone a Cristo y prepara la venida del Falso Cristo.
[7]
Como la que afirma
que
Jesús partió a la India a los doce o trece años
para aprender conocimientos yoguis de un príncipe hindú.
[8] Es el
margen que nos queda cuando recordamos
que Herodes, "según el tiempo
que había averiguado de los magos", mandó matar
a los niños "de la edad de
dos años para abajo" [Mateo 2:16]
[9]
En nuestra época, cuando la magia se intoduce como un producto
apetitoso para los niños, el problema no es
Harrry
Potter, el problema es la falta de una adecuada formación
espiritual (Parte I) (y Parte
II).
[10]
El mundo
espiritual -
Cómo influye en nuestro comportamiento
[11]
Adivinaciones y
curas - y
Dios, ¿qué?
[12]
Milagros,
¿Mito o
Realidad? - ¿Cuál es la verdad?
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