PROPÓSITO

El propósito de este documento es proporcionar al mundo una versión muy condensada del Antiguo y Nuevo Testamentos - versión que, en realidad, podría muy bien reemplazar a esos pesados volúmenes de los que mucha gente habla pero apenas lee.


INTRODUCCIÓN

Dios dio a la humanidad Diez Mandamientos Fundamentales que son fáciles de leer, entender y aplicar. No dio excepciones a esos Mandamientos porque no las hay. Jesús, el único y auténtico Mesías, confirmó esas Leyes Divinas cuando dijo:


Hay una gran similaridad entre las consecuencias asociadas a la violación de las Leyes Divinas (Mandamientos) y las asociadas a la violación de las Leyes Físicas:


Metafóricamente hablando: Negarse a aceptar la ley de la gravedad no impide que sus efectos se manifiesten.

La diferencia clave entre Leyes Divinas y Físicas es que solamente las consecuencias negativas asociadas con la violación de las Leyes Divinas pueden ser mitigadas. Lo cual es posible gracias a la Misericordia de Dios.

Contrariamente a la creencia popular, Dios no nos castiga por nuestras transgresiones. Las consecuencias negativas que resultan de la transgresión de Leyes Divinas simplemente son tan automáticas como las consecuencias de la transgresión de Leyes Físicas.

Si una persona se cae cuando está subiendo a un árbol porque se rompe una rama y al caer al suelo se rompe un brazo, no significa que el árbol es malvado o que el suelo es malvado o que Dios le está castigando. Significa que se ha cumplido la ley de la gravedad, igual que se cumple siempre que un objeto pierde el apoyo que lo sustenta.

En lugar de un Dios lleno de ira, tenemos un Dios Misericordioso que, cuando se dan las circunstancias apropiadas, y a través de Su Inconmensurable Misericordia, reduce las consecuencias que los seres humanos están haciendo recaer sobre sí mismos como resultado de violar la Ley Divina.



CONCLUSIÓN

El contenido de los CAPÍTULOS II al VIII, aunque está extraído del Nuevo Testamento, está ampliamente confirmado por muchos ejemplos del Antiguo Testamento.

Así pues, los CAPÍTULOS I al VIII contienen todo lo que necesitamos saber del Antiguo y Nuevo Testamentos. Si practicamos lo que nos enseñan estos capítulos, entonces no necesitamos más información para vivir y funcionar tal como Dios quería para nosotros desde la Eternidad y para, al final, volver a Casa con Él.

Todo lo demás, queridos hermanos, son palabras que sobran - completamente innecesarias para el cumplimiento de Sus planes para la humanidad.

¡Es así de simple!



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