(a) El hombre, queriendo ser como Dios, se alejó de la Gracia Divina y cayó en una vida de miseria. Pregúntale a Adán sobre el tema o sintoniza el telediario del mediodía... del mediodia  de cualquier día!
(b) Dios en Su Misericordia decidió restaurarnos a Su Gracia. Envió a Su Hijo. El Vaticano de Su tiempo Lo crucificó rápidamente no fuera que arruinase el tren de vida que llevaban para su beneficio personal. Igual que hace el Vaticano de hoy al ocultar quejas del Cielo a través de María. Afortunadamente Nuestro Señor Jesucristo nos dejó un Camino bien trazado hacia la Justicia, la Paz y la Armonía - Su Yugo.
(c) La Religión que Él estableció decidió comercializar dicho "Camino" para su beneficio sectario y en detrimento de precisamente aquellos para los que Dios había enviado a Su Hijo.
(d) El mundo se hunde en miseria tras miseria mientras la Iglesia Católica Romana se hace más rica y más poderosa en términos temporales desatendiendo su responsabilidad original.
(e) Dios ve lo que se avalanza sobre la humanidad y frecuentemente envía a María, la Madre de Su Hijo, empezando tempranamente en el Siglo 19, no para vender galletitas y dulces caseros y recaudar fondos para "obras be caridad", sino para compensar las horrorosas deficiencias de la Evangelización de la Iglesia Romana.
(f) Los Comerciantes del Vaticano encontraron otra "mina de oro" en las Apariciones Marianas y, desatendiendo descaradamente Sus avisos e instrucciones para volver al camino, las explotan hasta el último céntimo posible.
(g) El mundo sigue descendiento hacia los abismos del pecado y de la depravación con gran número del clero y de la jerarquía a su cabeza.

(i) Enmendar sus vidas y desistir de conducir a otros al pecado; y
(ii) A través de sus oraciones y actos de reparación minimizar el sufrimiento que Él ciertamente permitirá para la salvación de las almas.

(b) Proteger las almas de los que han quedado desprotegidos por la falta de caridad espiritual y material de los "cristianos civilizados" mediante:

(i)   Atraer hacía Si  inmediatamente a tantas almas cómo Él pueda de momento;
(ii)  Permitir a otros sobrevivir en la miseria porque, en tanto en la miseria, son menos aptos para volver a caer en el mal camino; y
(iii) Dar una oportunidad a los "cristianos civilizados" de ejercitar su caridad espiritual y material al llegar en ayuda de los que sufren y, al obrar así, reducir el dolor y el sufrimiento que les corresponde a ellos por su tibieza cristiana.